En la parte más occidental del departamento de Caldas se ubica el municipio de Riosucio, localidad conocida por sus Carnavales, su actividad cultural y por ser el asiento de una importante comunidad indígena perteneciente a la Etnia Emberá Chamí, que se disemina en el territorio a lo largo de cuatro parcialidades y que es poseedora de un saber ancestral que siglos de aculturización no ha logrado aniquilar.

Las comunidades seleccionadas fueron dos veredas emblemáticas: Sausaguá, en el Resguardo Indígena de Escopetera – Pirza, cuyo nombre evoca antiguos caciques y dioses de la Gran Nación Ancerma, y Pueblo Viejo, en el Resguardo Indígena de Nuestra Señora Candelaria de la Montaña. Una vez caminada esa senda se ejecutó el proyecto, cuyos recursos permitieron dotar de materiales a los indígenas capacitados, con libretas y lapiceros y el suministro de refrigerios, de manera que no tuviera ningún costo y se pudiera cumplir con el propósito de Rotary de la alfabetización

La ejecución del proyecto no fue fácil y debió hacerse paso a paso para no atentar contra los usos y costumbres de la comunidad beneficiada, proceso que pacientemente adelantaron los muchachos. En primer lugar debieron garantizar la consulta previa e ilustrar sobre la organización y el propósito a los gobernadores indígenas de las dos parcialidades y a sus coordinadores de etno-educación; después convencer a los rectores de las instituciones educativas y a la Secretaría de Educación de Riosucio para que les permitiera usar las aulas de informática de los colegios; luego desplazarse hasta las comunidades para difundir la idea e inscribir a los beneficiarios; diseñar los programas y buscar una licenciada en sistemas para los contenidos pedagógicos.